Unificándonos (por Juan Armas)

Unificándonos

Captura de pantalla 2015-07-05 a las 9.12.51Hace unos años, afirmar que vivíamos los inicios de una crisis era considerado como un gesto de catastrofismo. Sin embargo, en menos de un lustro, el desplome de valores, instituciones y paradigmas que antes tenían la consideración de verdades inmutables ha sido más que evidente. Actualmente estamos inmersos en esta fase del proceso: el antiguo sistema de valores existenciales, sociales, políticos, científicos o económicos se agita en medio de su caída, tratando inútilmente de reafirmarse y evitar así su desmoronamiento.

Algunos países, instituciones, organismos, grupos e individuos son conscientes del curso de esta realidad y ya trabajan de cara a forjar lo que será una nueva era en nuestra historia. “Todo pasa”, y este periodo de revulsión global que apenas ha comenzado, acabará por hallar un nuevo cauce y un nuevo sistema. La duda está en saber si ese tránsito que en sí es una muerte, conllevará grandes sacrificios y pérdidas para el grueso de la humanidad, para el resto de seres vivientes o incluso para el Planeta.

Las teorías son esencialmente dos; ambas, catastrofistas en apariencia. Una apuesta por un gran crisis mundial que acabará en guerra. De ser así y si llega a abarcar a toda la Tierra, es más que probable que se cumpla esta afirmación de Albert Einstein: “No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, sólo sé que la Cuarta será con piedras y lanzas”… Esta drástica alternativa serviría para erradicar el problema exponencial de la superpoblación, como la globalización neocapitalista y el saqueo y envenenamiento de los recursos naturales que hacen posible la cada vez más escasa biodiversidad en el Planeta. En lo tecnológico, esta vuelta a piedras y lanzas sería una involución, pero en términos de nuestra especie, sería una vuelta a los orígenes tras una dura cura de humildad en forma de expurgación. Esta vuelta a los orígenes se plasmaría en un realineamiento con la matriz natural, que sólo nos exige el respeto de nuestro estado de interdependencia con la Tierra en su conjunto y con el resto de seres vivientes. Sería metafóricamente, como la vuelta de hijo pródigo al mundo, asumiendo su estatus de animal más desarrollado dentro el eslabón natural, así como su labor creadora en el orden evolutivo de las especies. Algo similar ocurrió tras la Segunda Guerra Mundial cuando la mayoría de los países comprendieron la necesidad imperiosa de crear organismos internacionales que velaran por la humanidad e hicieran imposible que ningún líder ni país volviera a enloquecerse y perdiera “el ángel bueno de nuestra naturaleza”… Lamentablemente fueron suficientes unas pocas generaciones que no vivieron el horror de esa Guerra, para que ese vivo y noble propósito deviniera en inertes estructuras burocráticas.

La otra teoría señalaría al inevitable desplome del actual sistema global económico y financiero. El desplome del “progreso”, entendido como una constante competición en una eterna carrera de ambición y superación entre países y empresas, independientemente de lo que estos retos de producción puedan afectar a la vida de miles de personas o a la salud del Planeta. “Progreso” entendido en la población masiva como consumismo de objetos de deseos en una ilusoria deificación de la juventud a toda costa. Quizás el hombre dé un paso más allá y aspire a la unificación. La unificación de la ciencia y la religión en una realidad que las trascienda. La unificación que en gran medida señala, o al menos abre el camino, la realidad holística y cuántica. Una realidad que sea una sola energía, una sola inteligencia y una sola vida manifestada en la infinitud de formas que pueblan nuestra existencia. La misma energía e inteligencia que desarrolla a una zarza, un pájaro, un ser humano, una montaña, un río, un planeta o al Cosmos en su insondable presencia. Una realidad que no quede en poesía sino que realmente sea foco de experiencia.

Es la misma realidad que hace siglos hizo considerar a los indígenas que la Tierra era su Madre; y a la inteligencia que regía todo el Cosmos, la llamaban Gran Espíritu. Nuestra Era de la Razón ridiculizó en su ignorante soberbia estas realidades, al igual que a los pueblos aborígenes que tenían conocimientos astronómicos y geotérmicos cuando nuestra civilización aún creía que la Tierra era plana y se desbordaba en abismos… El abismo del miedo. El abismo de reconocer que no sabemos. Aún no sabemos, pues aun cayendo en lo escatológico, ¿podemos reconocer y aislar como seres pensantes, evolucionados y racionales, cuál es la franja de nuestra inteligencia que ejecuta los procesos digestivos que forman nuestros excrementos?… Somos incapaces de tener acceso consciente siquiera a esa inteligencia. Si esto es así, ¿no entra dentro de lo razonable que exista una Inteligencia Única –a la que pertenecemos y de la que dependemos todos- y que sea responsable del equilibrio constante de la Existencia?

Algunos afirman que esa Inteligencia y esa Energía conforman el Amor. El misterio del Amor, entendido con el espíritu expansivo con que la Vida se da a sí misma y de la que, según afirman los sabios, somos los humanos su máxima expresión, al menos en la Tierra. Somos la especie más cercana a la perfección de esta trinidad que es vida manifiesta. Está en nuestras manos asumir nuestra responsabilidad ante la vida, incluyendo a nuestros congéneres más desfavorecidos. Es más: quizás cuando traspasemos las barreras de estos miedos, comprenderemos perfectamente que trabajar por unificarnos en favor de la paz y el equilibrio en la existencia es, junto a nuestra responsabilidad, el honroso compromiso por redescubrir nuestra auténtica naturaleza.

Si observamos la historia de la humanidad, comprobaremos que efectivamente el hombre siempre ha sido para el hombre y el resto de las especies un tirano, si no un loco… Pero el hombre y su sociedad no es la vida como realidad cosmológica. No hace falta encender la televisión para saber que desde la sociedad se nos enseña a asociar la vida con la violencia y el miedo. Pero la vida que da origen al cosmos, mi vida, esta vida que es amor, energía e inteligencia, ¿ actúa para ayudarme a sanar y evolucionar o para tratar de hacerme daño, como nos enseñan? ¿Podemos confiar en el amor de la vida?

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28 thoughts on “Unificándonos (por Juan Armas)

  1. ¿Es tan utópico pensar en un gran cambio sistema económico y social sostenible, en las que las grandes potencias mundiales, acepten perder progreso voluntariamente, a favor de la competición mundial? Probablemente sí…

    • Es utópico mientras no crean que les interesa. Y sí les interesa, aunque todavía no lo saben (o no quieren saberlo).

      Pero quizás no sea “perder progreso” la expresión más correcta, sino “perder competitividad”.

  2. Lamentablemente el Ser Humano es egoísta y ambicioso por naturaleza. Y son el egoísmo, la codicía, y la avaricia humanas las raíces que fortifican el Sistema.

    Durante las etapas de “bonanza económica” propias de todo ciclo económico, los más bajos instintos humanas se ven satisfechos. En la anterior etapa de “bonanza económica”, la construcción de 800.000 viviendas al año (entre otras muchas cosas) generó empleo, cultivo la corrupción, la envidia,… En definitiva, un sistema económico permisivo con el fraude económico y humano, que enriqueció a muchos para perpetuidad del Sistema. Muchos vivíamos felices en una España criminal, hipnotizados por la ilusión del dinero fácil, y en ese escenario pocos se planteaban la necesidad de un cambio de Sistema en favor del Ser Humano. Lo prioritario era el YO frente al NOSOTROS.

    Sin embargo, en épocas de crisis, el Sistema sÍ es cuestinado por la sociedad. En momentos de necesidad se ve con mayor claridad cuáles son los usos y abusos del Sistema, y cuanto menos se tiene que perder, más se está dispuesto a luchar por uno mismo y por aquellos a los que uno quiere. El Sistema se sabe en peligro, y activa cuantos mecanismos sean necesarios para volver a la “bonanza económica”. Para la sociedad lo prioritario para a ser el NOSOTROS frente al YO.

    En España ya se ha activado el déficit público, y no tardaremos mucho en ver que se activa la económica basada en la construcción de viviendas… Y viviremos instalados en la corrupción. Una vez mas volveremos al mismo punto que como sociedad nos llevó al fracaso, y parecerá que nada ha sucedido. El dinero volverá a fluir, y la “riqueza” surgirá de la nada para regocijo y satisfacción de la avaricia y egoísmo humanos. Estando el YO satisfecho, no hay cuestionamiento alguno del Sistema.

    Con eso será suficiente para que ninguno de los dos postulados del texto se active. Basta con emborrachar de opio al pueblo, para que el Sistema se perpetúe. Porque somos egoístas y ambiciosos.

    Sólo cuando una crisis económica insufriblemente larga, o un sentimiento de necesidad de cambio en favor del Ser Humano prendan, será cuando la sociedad, exija un cambio de Sistema.

    • Yo tampoco creo en un progreso ético de la humanidad, como elemento ineludible del transcurrir de los tiempos. Pero tampoco en un embrutecimiento progresivo e irreversible. En este terreno, pienso que la historia de la humanidad se mueve en una constante oscilación, cuyo balance final siempre va a parecer distinto según cuándo tomamos nuestra última observación.

      Efectivamente, en España parece que el objetivo de muchos es volver ya a la burbuja. Entre otras muchas cosas, es estúpido, incluso desde un punto de vista rabiosamente egoísta y destructivo:
      -La burbuja no va a ser la misma, sino un sucedáneo minúsculo, porque la gente ya sabe algunas cosas que antes no sabía: que los precios de los inmuebles pueden bajar, que el final de una especulación generalizada es abrupto y ruinoso… Por tanto, nunca se llegará a poner tanta confianza en una dinámica especulativa como se puso antes.
      -Cuando una burbuja especulativa revienta, lo que queda no es la situación previa a ese movimiento especulativo, sino (según creo) una situación bastante más deteriorada. Si esto es así, un desarrollo basado en sucesivos movimientos especulativos, no es que en realidad no sea un verdadero desarrollo, cosa obvia, es que ni siquiera supone quedarse igual: es una progresiva depauperación de ese país, donde cada burbuja es más pequeña que la anterior, y cada subsiguiente hundimiento conducirá a un fondo más profundo, de manera que la línea global resultará pronunciadamente descendente.

  3. Comienzo por no detectar muy bien el ámbito de la crisis a que se refiere Armas. Una cosa es la crisis del modelo bancario/estatal europeo, obvia. Otra la posible crisis que vendrá cuando se pierda la confianza en unos Estados hiperendeudados (incluido EEUU y los países de Europa que hoy consideramos más “serios”), casi tan obvia, pero sin fecha conocida. Otra, la crisis de valores y de modelo social. Quizás unas impliquen otras, pero en la primera estamos, en la segunda supongo que estaremos, y la tercera supongo que sería bueno que suceda, pero de momento no le veo asomar las orejas.

    En cuanto a esas posibles consecuencias:

    -Posibilidad de una guerra:
    Venimos de una época, la guerra fría, en que una guerra nuclear se veía mucho más cerca. Aunque resulta difícil de imaginar, lo cierto es que había entonces pocas personas inteligentes que dudasen que llegaría, tarde o temprano. En los países ricos, la gente se construía refugios nucleares particulares, en cuanto tenían unos pocos ahorros y un pequeño terreno. En lugar de esa guerra, lo que llegó fue el final del comunismo, y unas pocas décadas de distensión en que olvidamos completamente nuestros antiguos temores. No, no ha sido la barbarie de las dos guerras mundiales las que han producido seis décadas sin más guerras mundiales, sino el armamento nuclear. Es decir, el temor al armamento nuclear, a la destrucción total que supondría. Porque su utilización no equivalía ni siquiera a volver a ese idílico estado semianimal, ¡ya quisiéramos!: equivalía a borrar todo rastro de vida sobre la tierra, y por supuesto, la humana con total seguridad. Si no recuerdo mal, el arsenal nuclear de EEUU bastaba para destruir 7 veces la Tierra completa, y el de la URSS (mucho más nutrido) a unas cuarenta y tantas veces. Y aún así, hubo un par de momentos críticos en que eso pudo suceder, por error. Obviamente no sucedió, por eso estamos aquí. Eso no quiere decir que en el futuro no vaya a suceder. Pero en tal caso, olvidémonos de películas en que los hombres se convierten en semi-monos: no habrá hombres supervivientes, eso es prácticamente seguro.

    Posibilidad de volver a una “sabiduría” primitiva:
    No es cierto que algunos pueblos primitivos supiesen más en determinadas épocas. La astronomía es un terreno típico de observación científica en todas las civilizaciones incipientes, pero nunca ha conllevado a concepciones de tipo de que la Tierra fuese redonda o que girara alrededor del Sol, en esto incurrían en los mismos defectos en que incurrió Occidente durante mucho tiempo (aunque no tanto como creen algunos). Incluso aquellas civilizaciones incipientes (estoy pensando en la Mesopotamia sumeria y acadia, en Egipto antiguo,… las primeras culturas neolíticas) solían tener una relación conceptual con la naturaleza y con el Todo muy poco edificante, bastante más destructiva que nosotros, sólo que nosotros tenemos muchos más medios de destrucción que ellos, y esto lo cambia todo. Esa alusión al equilibrio con el Todo no es propia de aquellas culturas incipientes, sino de culturas en una situación evolutivamente anterior, semipaleolítica o incluso completamente paleolítica: los indios de las estepas norteamericanas, los bosquimanos de Africa,… ¿Podríamos volver nosotros a esto último, que parece ser la opción alabada en este texto de Armas? En mi opinión, no; absolutamente imposible, hay cosas que no pueden volver atrás aunque queramos, ni aunque fuese bueno que volviesen. Del mismo modo que una persona adulta no conseguirá volver a ser psicológicamente un niño, y si lo intenta sólo logrará parecer ridículo. Otra cosa es que debamos evolucionar hacia unos nuevos parámetros donde la intercompenetración sustituya a la oposición destructiva: esto nos resulta hoy absolutamente necesario, y por tanto debe hacerse; es más, pagaremos muy caros los retrasos en abordar ese camino. Pero no creo que pueda hacerse recurriendo a patrones primitivos de pensamiento, deberá hacerse partiendo de nuestra situación y de todos nuestros conocimientos.
    Intencionadamente no he mencionado todavía el caso de las culturas orientales, porque su relación con el Todo es de naturaleza esencialmente distinta a la que hemos elaborado en occidente: armónica ellos, conflictiva nosotros. Y desde luego es una relación muy elaborada y evolucionada, no es producto de la supervivencia de un primitivismo paleolítico. Occidente lleva ya un par de siglos mirando con ansiedad a Oriente, queriendo encontrar en aquellas culturas lo que falla en la nuestra. Pero lo cierto es que, por la vía del desarrollo tecnológico, la conflictividad del planteamiento occidental se ha impuesto sin remedio, y los propios orientales se han subido a nuestro carro desbocado. El orientalismo, que durante el XIX fue en Occidente signo de distinción, y durante el XX una moda, ha pasado a ser en los albores del XXI un asunto friki, contracultural, donde prácticamente debe recurrirse a un Oriente imaginado, porque el real está lleno de fábricas, humo y edificios masificados. ¿Qué se puede sacar de provecho de esta situación?: difícil.

    Perdón por el rollo, pero es que el tema da mucho de sí.

    • bttberttice
      en said:

      El cosmos también es naturaleza, nosotros somos naturaleza aunque no lo parezca, naturaleza dual que en el cosmos es sólo una expresión de su manifestación, si como consecuencia de la evolución la naturaleza del hombre creó el capitalismo y como consecuencia de ello, la tecnología, no es, y tenlo claro, para imponerse a las existencia del cosmos.

      • bttberttice
        en said:

        … Del que la tierra forma parte. Y si unificamos cosmos y tierra quizá entendamos, y los restamos, quizá el resultado dé espiritualidad. (Supongo que no entenderás lo que he dicho)

      • “…si como consecuencia de la evolución la naturaleza del hombre creó el capitalismo y como consecuencia de ello, la tecnología, no es, y tenlo claro, para imponerse a las existencia del cosmos.”

        ¿Eso crees?
        Te recomiendo que leas un texto procedente de los albores de la civilización, el poema de Gilgamesh, el primer best seller de la humanidad, que se estuvo reeditando durante casi dos mil años (en tablillas de barro y esas cosas, eran otros tiempos).

        En concreto, por ejemplo, el episodio en que Gilgamesh y Enkidu acometen y matan a Humbaba, el guardián de los bosques de cedros del Líbano. Faltan episodios en los que quizás se justifica esta expedición (han pasado otros dos mil largos años desde la última edición), pero por lo que se conserva, se trata un mito marcadamente antiecológico.
        Te resumo algunos detalles significativos:
        -Antes de partir a esa dudosa hazaña, el poema se recrea en la visita que Gilgamesh y Enkidu realizan a los metalúrgicos que forjan sus armas, especificando las características y el coste de cada una. Se trata de la tecnología armamentista, de la tecnología más avanzada de la época (el trabajo del metal, entre otras cosas, distinguía a los neolíticos de los paleolíticos, como también el uso del dinero).
        -En un sueño que tiene Gilgamesh antes de la lucha, Humbaba aparece simbolizado por una montaña, que intenta abalanzarse sobre él, pero un hombre le salva. La montaña, desde siempre, es un símbolo de conexión entre el cielo y la tierra. Contra eso pretenden luchar, este par de civilizados.
        -Al llegar a su destino, el texto se recrea el bosque de cedros altísimos y perfumados que constituía la morada de Humbaba y de los dioses. Pues así sin más, para provocar a Humbaba y hacerle comparecer, la pareja de civilizados se puso a abatir cedros a golpe de hacha.
        -En la lucha, la pareja de héroes civilizados cuenta como aliado propiciador al dios Sol (símbolo, con mucha frecuencia, del pensamiento consciente). Tras abatir a Humbaba, hacen caso omiso de sus súplicas de convertirse en su aliado y de abatir él mismo los árboles, y le matan. Los cedros gimen por la muerte de su guardián protector.
        -Después de muerto Humbaba, sin que los textos supervivientes nos expliquen el motivo, Gilgamesh y Enkidu se ponen a talar todos los cedros.

        Otro episodio del mismo poema, interesante al caso: cuando Gilgamesh abate otro árbol (¡qué manía les tenía!), el llamado huluppu. Había crecido este árbol a orillas del Eufrates, pero el viento del sur lo arrancó y la corriente del río lo transportó hasta que la diosa Inanna lo recogió y lo plantó en su jardín. Pero al árbol no le iba muy bien, no producía follaje, porque al parecer algunos otros seres se aprovechaban en exceso de sus favores: una serpiente que anidaba entre sus raíces (símbolo de eterna renovación, por la muda de su piel), el pájaro Imdugud que había anidado en su copa (símbolo del contacto con el cielo), y la mítica seductora Lilith que había hecho su casa en el tronco (símbolo, quizás, del amor incontrolado, natural). Inanna pide ayuda a Gilgamesh, que muy solícito, mata o auyenta a todos estos huéspedes molestos, utilizando su pequeña hacha de 213’5 kg (una verdadera arma de destrucción masiva, para aquellos tiempos). Pero puestos manos a la obra, Gilgamesh no había ido hasta allí para favorecer a árbol alguno, y ya puesta a trabajar su arma, abate el árbol a hachazos, tarea en la que colaboran espontáneamente los habitantes de la ciudad, civilizados por definición. Con la madera fabrican un lecho para Inanna, un trono, y también un tambor para convocar a la guerra a los ciudadanos. En definitiva: un poderoso símbolo de la naturaleza y de la unidad del cosmos, convertido en pura materia prima,… y en cosas peores. El autor del poema (supongo que un neoliberal de la época) alaba esta “proeza”.

        El origen mismo de nuestra cultura está marcada por historias de este tipo, que ejemplifican su carácter depredador. No es algo que nazca ni siquiera con el capitalismo, la civilización nace ya culpable, y termina contando historias de paraíso perdido y de pecado original.

        • bttberttice
          en said:

          Muy bonito, pero no hace sino responder a una marcada dualidad, y según veo es bastante ecologísta describiendo hechos, le falta poner el NO delante y sumarlo a los 10 mandamientos restantes, así, No matarás arboles innecesariamente . Por otro lado, si no lograron acabar con la naturaleza hace 2000 años, ¿Porqué iba a suceder ahora?.. ahora sería más fácil, y ahí está la consciencia haciéndose notar.

          • Sí que acabaron con la naturaleza, Mesopotamia es hoy prácticamente un desierto del que sólo se libran sus dos grandes ríos, cuando en aquellos tiempos estaba recorrida por leopardos, leones, búfalos, y otros animales hoy impensables en esos parajes. En otras latitudes, sabemos que el desierto del Gobi es una creación humana, generado por sobreexplotación ganadera. Los mayas sabemos que desaparecieron como civilización porque terminaron con todos los árboles de la zona (hoy han vuelto a crecer, cierto, pero eso no sucede en cualquier lugar del planeta, es más frecuente que los daños sean irreparables). Lo mismo en la isla de Pascua. Habría que saber, también, que parte pudo tener la mano del hombre en la generación del desierto del Sahara y el arábigo: yo apostaría a que algo sí hizo.

            Se ha terminado con la naturaleza, en términos de habitabilidad, en muchos lugares de la Tierra. En todos no, porque el desarrollo tecnológico no era tan importante como para generar efectos globales. Hoy lo es cada vez más, y el planeta se vuelve cada vez más pequeño: podemos terminar convirtiéndolo en una isla de Pascua. Por supuesto, la conciencia nos lo hace notar, y la inconsciencia más todavía: esa es nuestra baza, hace bastante tiempo que los cuentos y mitos buscan potenciar actitudes humanas bien distintas a aquellas civilizadamente depredadoras que marcaron nuestro origen.

          • Lo olvidaba: Gilgamesh y Enkidu son los héroes del poema, no hay sombra de reproche hacia ellos, toda esa depredación es descrita como si fuesen gestas heroicas y laudables.

          • bttberttice
            en said:

            ERNK:
            Sobre uno mismo:
            No sabemos nada, La espiritualidad nos anima a seguir, las visiones de otros, las propias…. Y creer que la voluntad es importante, y que la consciencia es parte de la creación, que puede crear o destruir.
            Sobre la tierra:
            Este documental me encanta…. https://www.youtube.com/watch?v=6f7KIJrP5g0
            ¿Hacia otra pangea?… https://www.youtube.com/watch?v=ascKRYQi4PU
            Sobre el cosmos:
            La verdad es que no sabemos los principios de la existencia ni si habrá final y toda teoría es pura especulación, todo sería conjeturas sobre el hombre y el cosmos… “El propio Hawking admitió en una reciente aparición pública que todavía es incapaz de decir por qué existe el universo”… y mucho menos su dirección, si es que la tiene.
            http://www.radiohc.cu/noticias/ciencias/35558-catedratica-norteamericana-cuestiona-teoria-del-big-ban
            Y en relación al “tiempo” surgen nuevas teorias según se avanza… ¿dilatación direccional? (película interstellar)
            http://www.larazon.es/sociedad/ciencia/una-nueva-teoria-sobe-el-universo-cuestiona-a-einstein-YD8335441#.Ttt1mtofCD9ML5f

            ¿Existe o no existe expansión del universo, se acelera o no se acelera el tiempo, o ambas cosas?

            ¿Nos destruímos o nos creamos, o ambas cosas?

            La espiritualidad se aparta de toda conjetura y ve desde fuera, y nos informa de que todo “es” al mismo tiempo.

  4. “Evolucionar hacia nuevos parámetros donde la intercompenetración sustituya a la oposición destructiva” puede interpretarse también como reencauzar al estado natural de interdependencia que mantienen entre sí de forma innata todos los seres vivientes y las leyes de la existencia. Algunos lo llaman “reconexión” , otros “alineamiento” , o “integración” , etc. Lo importante es que todos señalan a esa misma necesidad de unificación.

    Muchos pueblos primigenios han vivido así, sin esa“oposición destructiva”, en parte por temor y en parte por un sentimiento de humilde incomprensión ante el poder y la sabiduría de la naturaleza. A ese sentir que es a la vez toma de consciencia, “sacralidad”, es a lo que intenta referirse el texto. Obviamente, aprovechándonos de nuestro desarrollo intelectual y tecnológico.

    • Sí, desde luego, creo que entiendo el sentido. Básicamente es el estado cultural en que se encuentran los pueblos paleolíticos o casi paleolíticos, es decir, los que mantienen la recolección o la caza y pesca como parte central de su forma de vida. Las conclusiones últimas de estos pueblos, esto es, que todo está interconectado y que dependemos de los equilibrios de la naturaleza, es algo que ellos tenían muy claro, que después se perdió con la revolución neolítica, y que ahora necesitamos recuperar.

      Hasta ahí completamente de acuerdo.

      Lo que aludo, es que los procedimientos mentales por los cuales llegaban a esas conclusiones (y siguen llegando hoy en día, en la medida en que queden algunos bosquimanos o algunas tribus amazónicas), no es asumible por nosotros, aunque quisiéramos: aún sabiendo que queremos llegar a lugares parecidos, no podremos hacerlo por el mismo camino, como tampoco podremos adoptar sus mismos sistemas de vida.

      • Eso es cierto. Incluso si se hiciera realidad la afirmación de Einstein y la civilización se destruyera a sí misma y a gran parte del Planeta, nos plantearíamos más variantes que ellos. Pero más allá de los procesos mentales y evolutivos, existe un nexo común que ellos tenían muy claro, y que en esencia hoy podía ser “recuperado” por un cambio colectivo de consciencia, más que por un nuevo sistema de pensamiento o convivencia. Quizás, por una perspectiva más expansiva en tiempo y espacio del sentido de nuestro paso por la Tierra.

        • “…hoy podía ser “recuperado” por un cambio colectivo de consciencia, más que por un nuevo sistema de pensamiento o convivencia.”

          Es muy difícil que una cosa vaya sin la otra. Si llegara a producirse algo así, es decir, un cambio de consciencia independiente, creo que sería un logro efímero. Las formas de conciencia, de pensamiento, de convivencia,… se interrelacionan fuertemente entre ellas, o en caso contrario se vuelven frágiles. El marxismo puso de moda, en toda la historiografía, colocar como centro de todo lo que ellos llamaban “formas de producción”, y a partir de ahí consideraban las formas de pensamiento e incluso de arte como meros derivados, “superestructuras”. Es dudoso (yo, desde luego, no lo acepto) que la relación entre todos esos planos vaya siempre en la misma dirección, esto es, de la estructura económica hacia la estructura social y “espiritual”. Considero que a veces resulta demostrable una relación a la inversa. Pero con todo, esos planteamientos marxistoides han tenido la virtud de revelarnos que tales relaciones existen, y que existen prácticamente siempre. Es decir, que un verdadero “cambio colectivo de consciencia”, supongo que nos llevaría a un cambio social, e incluso a un cambio en las relaciones económicas. Y seguramente, se haría difícil decidir cual de estos cambios ha sucedido primero y provocado los demás, porque lo normal es que se potencien unos a otros.

          • Tomando el caso de Grecia, ¿el cambio de consciencia ha sido originado por la situación social y ésta por la económica, o la situación económica ha erosionado tanto la estabilidad social, hasta el punto de generar en la población un cambio de consciencia? La experiencia nos dice que coexisten y se retroalimentan unas a otras.

            Sin embargo, el concepto del “cambio de consciencia” referido es más íntimo y profundo. Es un salto al vacío desde el propio individuo. Indudablemente no somos seres estancos y siempre nos afectará el entorno personal, social o económico en que se desarrolle nuestra vida, pero en cualquier caso será una labor interior, de libre elección y bajo la responsabilidad de cada uno. Un cambio de consciencia que lleve en sí el potencial de un nuevo planteamiento existencial a la eterna pregunta sobre nuestra auténtica naturaleza. Y lo más importante y lo que lo distingue de todo lo anterior: una labor que no necesita ni paradigmas del pasado ni instituciones religiosas o “espirituales” de ningún tipo. La vida y los otros serán nuestros maestros. El problema ha surgido porque hemos delegado esta labor de autoconocimiento en instituciones políticas, económicas y religiosas. Ahí está el verdadero error y de ahí ha de surgir el verdadero cambio.

            El retorno a los orígenes conllevará también un cambio en la propia cotidianidad, como bien expresa en sus actuales carencias esta interesante reflexión sobre las paradojas de nuestra sociedad: https://youtu.be/Fi9a979xNAM

            Gracias por participar, extensiva a todos los que han querido aportar su visión del tema.

          • Tradicionalmente, ese tipo de inquietudes llevaba a la gente a retirarse en una ermita, o a lo más en un monasterio.

            Por el contrario, si se pretende que deba suceder sin retirarse de la sociedad, del “mundo”, yo insisto en esa interacción de planos.

  5. Claudio
    en said:

    Cláudio celebra la publicación de este tipo de artículos de orden espiritual. La desiderata del autor (unir ciencia y religión) me recuerda tanto a la metafísica panteísta spinoziana como a la cosmogonía teilhardiana. Bravo por el mundo del Espíritu!

  6. Recientemente un joven blanco mato en una iglesia a 10 o mas personas, y una de la hipótesis de su defensa es declarar”enfermedad mental”. En mi opinión, es la sociedad en general, la que esta mentalmente enferma, pues cuando el Presidente de cualquier país ordena matar para proteger la paz (esa es la excusa, normalmente hay intereses mas egoístas de por medio), los ciudadanos consideran dicha orden “normal”.

    En su comentario, Borja dice “Lamentablemente el Ser Humano es egoísta y ambicioso por naturaleza. Y son el egoísmo, la codicia, y la avaricia humanas las raíces que fortifican el Sistema.” Discrepo que el ser humano sea Egoísta por naturaleza, aunque en ultima instancia, hasta la mayor aberración humana también es natural. Mas bien considero que es peligrosamente egoísta por aprendizaje cultural, por las propias injerencias del sistema educativo en su sentido mas amplio de la palabra. Ego es importancia personal, es habitualmente el lo que mas pensamos, en nosotros mismos; pero egoísmo es actuar sin considerar el como nuestras acciones pueden perjudicar a otros, el medio ambiente y un largo etc. El egoísta si puede perjudicar a los demás sin mayor contemplación, y en la escala que actúa el egoísmo humano, hay pocos ejemplos en la naturaleza que se comparen con la acción egoísta del humano.

    Una mente sana es una mente capaz de demostrar consideración, compasión y amor por uno mismo y por los demás, y al contrario, una mente enferma es la que le tiene miedo a los demás y puede llegar a tenerle pánico a si mismo. Dicen que Hitler y Stalin eran paranoicos, enfermos mentales que por el miedo que le tuvieron a los demás, aniquilaron a millones de personas.

    La salud mental de la sociedad es poco cuestionada, solo cuando aparecen brotes de evidente desequilibrio se reconoce su existencia. El escrito de Juan nos habla de una sociedad profundamente enferma, y que muy tristemente, es poco consciente de la gravedad de su enfermedad mental, del fracaso de su sistema existencial en el que le corresponde coordinar, equilibrar y armonizar, lo que siente, lo que piensa, lo que dice y lo que hace.

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